REVIEW La mayoría de las ocasiones cuando alguien recomienda ver una película es porque es buena o muy buena. Una de las últimas de nuestras elegidas fue CODA, que, antes de que ganara el premio Oscar a Mejor Película, decíamos que era merecedora del galardón más allá de lo que la Academia de Hollywood dijera. Y hay otras ocasiones, en donde las propuestas cinematográficas pueden ser tan malas, que la fascinación por ver algo absolutamente bizarro llama poderamente la atención. Ese es el caso de Moonfall.

No hay mucho spoiler que hagamos porque gran parte de la trama se contó tanto en la sinópsis presentación como en sus siguientes tráilers. La Tierra está a punto de deparecer como consecuencia de que la Luna sale de órbita y en cuestión de semanas chocará con nuestro planeta.

Una inteligencia artificial con miles de millones de años de antigüedad, quiere destruir toda vida humana, y para ello, quiere apoderse de la Luna que según el guión es una suerte de megaconstrucción construida por una civilización extraterrestre, de la cuál surgimos los humanos. ¿Que hay dentro de nuestro satélite natural? Toda una maquinaria sostenida por inteligencia artificial para mantenerla en órbita y generar las condiciones de la vida en la Tierra.

Más allá del argumento general que puede sonar a fantasía, esta típica producción de Roland Emmerich, muestra como el director encasillado en hacer películas de cine catástrofe, no aprendió nada en todos estos años, desde que «triunfó» relativamente en la taquilla con Día de la Independencia.

Film tras film, los diálogos fueron empeorando, al igual que los efectos especiales y las historias paralelas a la principal.

Emmerich es la antítesis de lo que sería un producto dirigido Christopher Nolan. No hay ciencia que argumente sus bizarros guiones, no hay cuidado ni estético ni cinematográfico ni en los efectos especiales o en la banda de sonido. Todo en Emmerich es la representación de lo que significaría la palabra «marginal».

Y Moonfall muestra su peor versión. Si Día de la Indepencia o El Día Después de Mañana, eran cuestionables desde lo visual y por sus guiones no muy elaborados, las tramas eran relativamente entretenidas, para ver un domingo en casa.

Con dos horas innecesarias de duración, aquí vemos una suerte de efectos especiales amateurs, que resultarían mejor hechos por cualquier blogger o instagrammer, escenas ridículas y diálogos sin el menor sentido.

Protagonizada por Halle Berry, Patrick Wilson y John Bradley, Moonfall es muy mala. Posiblemente lo peor que ha dado el cine en muchos años. Y quizás, esa sea la razón por la que digamos que hay que verla.